¿Qué sigue en la revolución política?

La política macroeconómica ha experimentado una revolución necesaria para amortiguar el choque del coronavirus. Básicamente tiene como objetivo "ir directamente" y difumina la política fiscal y monetaria. Sin embargo, este cambio en la política ha abierto la puerta a una intervención gubernamental sin precedentes en los mercados y las empresas, y lo vemos como una pendiente resbaladiza, a menos que implique barandillas apropiadas y una estrategia de salida clara.

La escala y la velocidad de la respuesta política ha sido mayor que nunca en la historia de la paz y ha cambiado fundamentalmente los principios básicos del marco político global y los mercados financieros. Vemos el impacto económico y la respuesta política como dos indicadores importantes para medir el shock viral y comparamos nuestra evaluación de la pérdida de ingresos en las principales economías con las políticas anunciadas hasta ahora. Las barras de color naranja muestran el impacto de nuestro análisis ascendente a nivel sectorial sobre el PIB para todo el año, incluido el impacto inicial en los sectores más afectados (como los viajes y el ocio) y el impacto económico más amplio debido a los efectos indirectos. (naranja claro) La respuesta fiscal cubre más que el impacto inicial en los Estados Unidos. Una vez que hemos considerado el impacto en la economía en su conjunto, la respuesta fiscal (amarillo oscuro) es inadecuada en todo el mundo. Sin embargo, la situación mejora si se tiene en cuenta la política monetaria (amarillo claro). Esto es particularmente notable en los Estados Unidos, como lo muestra el gráfico.

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En nuestra opinión, las principales economías, a pesar de políticas sin precedentes, aún podrían luchar para llenar el vacío dejado por la caída de la demanda, los ingresos y el flujo de caja. Vemos el riesgo de agotamiento político, lo que conducirá a una salida o corte temprano, especialmente en los Estados Unidos. El mercado laboral de EE. UU. Mejoró inesperadamente en mayo, mostrando signos de intervención política que amortiguó la conmoción, y destacando el riesgo de que los responsables políticos hayan renunciado a la ayuda antes de lo necesario.

El nuevo territorio en el que han entrado los tomadores de decisiones políticas hace que la implementación de la política sea particularmente importante. Las nuevas directrices intentan explícitamente actuar "directamente", evitando la transferencia del sector financiero y proporcionando liquidez a personas y empresas. Otro aspecto de esta revolución política es el desenfoque explícito de las políticas fiscales y monetarias, incluidos los préstamos del banco central, para mantener bajos rendimientos de los bonos. Además, algunas medidas de apoyo del gobierno vienen con condiciones, incluidas condiciones para el pago de dividendos y recompras de acciones.

Escribimos sobre la necesidad de coordinación monetaria y fiscal para hacer frente a la próxima recesión en agosto pasado. La coordinación efectiva reduciría la pérdida de producción en caso de un choque importante y podría reducir otros riesgos, como el aumento de la desigualdad, que resultan de la respuesta desequilibrada de los políticos a la crisis financiera. Advertimos que se necesitaban barandas adecuadas y una estrategia de salida clara para reducir el riesgo de gasto deficitario descontrolado con expansión monetaria y, en última instancia, inflación. Un enfoque que hemos esbozado es un Mecanismo de Financiamiento de Emergencia Permanente (SEFF), un marco en el cual la salida de los esfuerzos de política monetaria común está explícitamente determinada por las perspectivas de inflación. Para ser creíble, esta decisión de salida debe controlarse independientemente del banco central. E incluso una estrategia monetaria bien diseñada no puede evitar un cambio a un régimen de inflación más alto en el mediano plazo debido a las tendencias de desglobalización y re-regulación.

El resultado final

La revolución política es positiva para los mercados a corto plazo, pero no podría tener lugar a mediano plazo sin barandillas. Un impacto importante en la inversión es la reducción del lastre de los bonos gubernamentales nominales en un horizonte estratégico, ya que las tasas de interés están cerca o en sus límites inferiores efectivos y vemos un mayor riesgo de inflación en los próximos años. Creemos que una mayor asignación estratégica para los bonos vinculados a la inflación tiene sentido dado este cambio en el balance de riesgos.

Jean Boivin, PhD, es el director del BlackRock Investment Institute. Es colaborador habitual de The Blog.

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